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Fuerzas Armadas capturaron a Ovidio, pero en Querétaro FGR dejó libre a “El Tartamudo”, capo del mismo calibre que El Chapito

Mientras las fuerzas armadas refrendaron su compromiso con la lucha anti drogas en el país, FGR soltó a Álvaro Sánchez, quien fue sorprendido en Querétaro con un arsenal, un negro historial relacionado con delincuencia organizada, y un cachorro de tigre

Agencias/ Querétaro

La tarde del pasado 27 de diciembre fue detenida en Querétaro una pareja que llevaban cuatro armas de fuego, noventa y ocho cartuchos útiles y ejemplar felino: un tigre cachorro.
La policía municipal de esa entidad logró la captura en el tramo de la carretera estatal 100-110. La mujer dijo llamarse Orfelina Rebollar Castelán y su acompañante se identificó como “Manuel Méndez”. Sin embargo, lo que la policía no advirtió es que este sujeto en realidad se llama Álvaro Sánchez Sánchez, alias “El Tartamudo”, quien es buscado por las autoridades estadunidenses y mexicanas porque presuntamente es jefe de una robusta organización criminal que opera el tráfico de drogas y al lavado de dinero.

Sánchez Sánchez es señalado por la agencia antidrogas norteamericana, la Fiscalía General de la República y la Fiscalía General del Estado de México como cabeza de la célula criminal denominado “Los Hermanos Sánchez”, la cual está dedicada al tráfico de cocaína a gran escala a través de tractocamiones que cruzan la frontera. Otro de sus feudos es el estado de Querétaro, donde cuenta con ranchos y miles de cabezas de ganado de alto registro, según los informes de inteligencia.

Tras la detención, ocurrida en el municipio de El Marqués, Querétaro, la pareja fue puesta a disposición de la FGR, pero horas después fueron liberados, según el Registro Nacional de Detenciones. Esto ocurrió no obstante que la Fiscalía tiene varias carpetas abiertas en contra de Sánchez Sánchez por delincuencia organizada y realiza una investigación conjunta con la DEA contra este presunto capo de la droga que se ha mantenido impune mediante sobornos a las más altas autoridades estatales y federales, y que se sabe se esconde muy bien en el estado de Veracruz, donde igual cuenta con ranchos y propiedades y nadie lo molesta.

El empresario ganadero Jhovani Aguirre Benítez, quien se encuentra preso por acusaciones falsas de Sánchez Sánchez, dijo en entrevista que él identifica muy bien al detenido. “Lo conozco muy bien y no tengo dudas de que la policía lo detuvo el pasado martes 27 pero lo soltaron mediante sobornos”, dijo el detenido mediante llamada telefónica, versión que también es sostenida por familiares de Aguirre Benítez quienes conocen ampliamente a Sánchez El Tartamudo.

Jhovani Aguirre Benítez fue más allá y dijo que le parecía lamentable que mientras las fuerzas armadas habían ofrendado la vida de sus soldados para concretar con éxito el operativo para el Culiacanazo II, autoridades del estado de Querétaro soltaron con mucha facilidad al capo Álvaro Sánchez, a pesar de que traía un arsenal y un tigre cachorro de dudosa procedencia, lo que era evidente que tenía que ver con temas de corrupción.

DENUNCIAS
En agosto de 2021 Aguirre Benítez presentó una denuncia de hechos ante la FGR en la que acusa a Álvaro Sánchez de estar implicado en el tráfico de drogas. Dice, además, que su encarcelamiento ocurrió porque se negó a colaborar con él en ese negocio. Luego me fabricaron los delitos, usando a las autoridades corruptas, mandó a sembrarme droga y una arma y esa es la razón por la que estoy en la cártel. Álvaro Sánchez pagó a las autoridades para que me fabricaran estos cargos que nunca he cometido”, expone.

De acuerdo con la acusación de Aguirre, Sánchez Sánchez opera en Querétaro, Chiapas, Veracruz y el Estado de México con el respaldo de las fiscalías de esos estados y de las policías municipales y estatales. De esa forma se ha mantenido impune. Incluso, en meses pasados, intentaron sembrarle delitos federales, y a unos supuestos secuestrados, en su rancho de Jesús Carranza. Fue gracias a las protestas de sus trabajadores, y sus familias, que no se cometió una injusticia.

Según Aguirre Benítez, este personaje mantiene permanentemente amenazada a su familia, quienes por cuestiones de seguridad se mantienen alejados de sus casas y negocios, pues les ha mandado a decir que los va a asesinar o los va refundir en la cárcel, como lo ha hecho con él, mediante inventos y comprando a las autoridades.
En esta acusación también implicó a Fermín Aguirre Benítez y a Yuridia Gallardo, su hermano y esposa, quienes por esta causa tienen órdenes de aprehensión, delitos fabricados por Álvaro Sánchez en contubernio con la fiscal del Estado de México, Elizabeth Gómez Blanco.

Este constante acoso está en manos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), donde han interpuesto más de quince quejas, pero ninguna prospera. También las autoridades del estado de México tienen conocimiento del caso; sin embargo, no les dan respuesta. “Esto obedece a la corrupción que maneja este sujeto, las autoridades están coludidas y por esa razón no hay justicia para mí ni para mi familia”, dice el agraviado, quien asegura que cuando fue detenido el presunto capo había pagado a los policías “para que me entregaran con él para que me asesinara”, pero ese operativo falló porque todo quedó captado en video y entonces me sembraron la droga y las armas.

El caso de Jhovani Aguirre Benítez ha sido expuesto en la conferencia mañanera en dos ocasiones. El Presidente Andrés Manuel López Obrador se ha comprometido a revisarlo. Pero hasta ahora tampoco hay respuesta.

A Sánchez Sánchez se le atribuyen varios crimines, entre ellos, en de algunos periodistas que denunciaron el derribe de un helicóptero de su propiedad en el Estado de México, el cual fue rafagueado por la policía de ese estado. Los familiares del presunto capo dijeron que lo habían rentado para trasladar a un enfermo. Sin embargo, la aeronave era propiedad de Álvaro Sánchez.

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